Cuando pedimos mucho más de lo que cabría esperar y siempre por encima de la excelencia, la naturaleza del trabajo se convierte en un reto constante, y para algunas personas esto no funciona.
Dicen que emprender es vivir unos cuantos años como la mayoría no querría, para poder vivir el resto de la vida como la mayoría no podría.
Aún así, el éxito es una consecuencia, no una recompensa, y por eso no debería crear adicción. El éxito no es una droga para aumentar la autoestima.
Ser emprendedor es compatible con trabajar para una organización, siempre que no se sacrifique la vida primando el trabajo sobre todas las cosas.
Independientemente del volumen de negocio, las personas no se pueden tratar como cartuchos de tinta facilmente reemplazables, para mantener alimentada la maquinaria de la empresa.
El hecho de saber que mañana mirarás a tu alrededor y a algunos compañeros los habrán despedido o se habrán marchado por que ya no lo aguantan más, no es alentador. La lista de personal no puede ser un éxodo de trabajadores maltratados y descontentos.
Se debería incluir el respeto y la crítica constructiva en el compromiso entre empresa y trabajadores, dando lugar a debates que ayuden a tomar decisiones basadas en los diferentes puntos de vista.
Estar siempre pendientes de qué, cómo y cuándo hacen las cosas los demás, haciendo notar sus errores en público, hace bajar la autoestima de los responsables y puede fomentar una competitividad insana por los elógios, alejándonos del respeto y la estabilidad en la empresa.
Los errores no se resuelven con humillaciones públicas, y el escritorio no es un lugar donde ponerse a llorar tapándose la cara para que no nos vean los compañeros.
La organización debería dar las gracias de forma sincera a sus trabajadores, por un trabajo bien hecho, para hacer que se sientan bién y que quieran contribuír al proyecto con esfuerzo y dedicación.
El trabajo se basa en cumplir unos objectivos, no en pasar un número determinado de horas en la oficina. Sin sobrepasar ningún límite físico ni psicológico, nos podemos sentir productivos, útiles y valorados dentro del equipo, haciéndonos crecer como profesionales, colaborando para fortalecer la empresa en que trabajamos.
Esperamos que paséis un buen final de verano y una vuelta al trabajo llena de energía e ilusión.